domingo, 18 de octubre de 2020

Guantelete Carmesi

La sangre brotaba en grandes cantidades de la herida de su abdomen. Su sabor metálico le inundaba la boca y su visión comenzaba a nublarse. Notaba como sus órganos mejorados genéticamente trabajaban a toda velocidad para intentar curar la herida, pero lo único que lograban era evitar que perdiera la consciencia. El torrente de fluidos producidos por su cuerpo lo mantenía lo suficientemente consciente para saber que la herida era muy grave.

Haciendo acopio de toda su determinación y aprovechando la inyección adrenalinica, el hermano Ontoria se llevo la mano cubierta por un guantelete blindado de color carmesí a su estomago para intentar detener la hemorragia. Con la otra mano recuperó su rifle bolter y comenzó a arrastrarse fuera de la línea de visión del enemigo, a una cobertura que le permitiera recuperarse.


Tres rayos láser sobrecargados le habían alcanzado. El primero fue absorbido por la hombrera derecha, pero los otros dos dieron de lleno en las placas abdominales, fundiéndose y penetrando la ceramita, el plastiacero, destrozando su piel y músculos, llegando hasta los órganos internos.


Para un ser humano normal esas heridas hubieran supuesto la muerte en el acto, pero Ontoria era un marine espacial de los Puños Carmesíes, y en cuestión de segundos sus órganos mejorados genéticamente reaccionaron para evitar el colapso y permitirle un resquicio de conciencia que el astarte aprovechó para salir de la línea de fuego de sus atacantes.


Penosamente, Ontoria logró cruzar el umbral de la puerta del edificio del Administratum que servía de posición para su comando. Apoyó la espalda contra la pared y examinó su herida. Los órganos internos estaban dañados, aunque solo levemente, pero perdía mucha sangre. Abrió el pequeño narthanecium de combate que llevaba al cinto e intentó taponar la herida con los paños hidrófilos que llevaba, los cuales enseguida se tornaron rojos al absorber la sangre. 


El ruido de un encarnizado combate en la calle lateral del edificio le hacía comprender que la posición era precaria. Él y sus hermanos de batalla no habían esperado un enfrentamiento tan duro contra las tropas humanas traidoras, pero para su desgracia comprobaron que igual que la luz y la Fe en el Emperador daba energías a las tropas leales, el poder y la corrupción del Caos hacen lo propio con sus adoradores.


El contador de constantes vitales de su armadura comenzó a parpadear en rojo, indicando que la pérdida de sangre pronto sería fatal. Ontoria intentó tomar control de su cuerpo y obligarse a mantenerse consciente, pero sus ojos se nublaban y los ruidos sonaban lejanos y amortiguados. 


Una oscura figura con capa se aproximó a él e intentó enfrentarla con su rifle bolter. Vio como la silueta alzaba los brazos de forma no agresiva y le hablaba.


-Ontoria, Ontoria. Soy yo, Larra.- Dijo la sombra que se le acercaba.


El herido marine reconoció la voz y los rasgos del francotirador Eliminador de su equipo. El Hermano Larra se arrodillo junto a él comprobando que la  herida del Intercessor era grave. Saco de su narthanecium mas vendas hidrófilas para cortar la hemorragia de Ontoria.


-Aprieta la herida y recita la Plegaria del Primarca Dorn, hermano.- Le dijo Larra.


El Eliminador desacopló el  comunicador de largo alcance del casco de Ontoria y lo conecto al suyo propio. Tras realizar los ajustes adecuados, Larra abrió un canal de comunicación.


-Aquí Hermano Larra.- Transmitió.- Aquí Hermano Larra para Halcón de Rynn.


La estática fue su única respuesta, pero Larra insistió.


-Hermano Larra para Halcón de Rynn, comunicación bermellón.- Dijo el Eliminador.


-Aquí Halcón de Rynn.- Fue la respuesta de radio.- Adelante hermano.


-El Hermano Sargento Torres ha caído. Tenemos múltiples bajas. La posición es insostenible. Solicito extracción para el comando Espada Escarlata.


-Acudan al punto de extracción Epsilon-05.- Contestó el piloto de la Thunderhawk.- Os sacaremos de ahí hermanos.





Pues si no tenia suficiente con la Cruzada de Warhammer 40,000, ha empezado aquí en Zaragoza la Liga de Kill Team, que espero este año poder terminarla. 

Vuelvo a jugar con mi comando de Puños Carmesíes (usando las reglas de Puños Imperiales, como debe ser) que ya que los conozco a ver si les puedo sacar el jugo y quien sabe si ir a algún torneo en el futuro.

Sirva este pequeño relato inspirado en la primera partida (si, perdí irremediablemente) como introducción a una nueva temporada de Kill Team con los Marines Espaciales del comando Espada Escarlata de los Puños Carmesíes como protagonistas.

lunes, 5 de octubre de 2020

Enfrentamiento en Kurda Parsis

Las unidades de los Lobos de la Tormenta avanzaron sigilosamente hasta tomar posiciones entre las ruinas medio enterradas de aquel desierto de piedras rojizas.


El capitán Garokan tomo posiciones junto a la escuadra Hellblaster del sargento Umarbeles. Era el primer enfrentamiento en aquellos mundos abandonados del sistema Tardis, y el capitán quería evaluar de primera mano a los enemigos que allí había. 


El agrietado suelo comenzó a temblar y en los auspex de los astartes aparecieron varios contactos. En el horizonte una columna de polvo advirtió la aparición de una fuerza blindada con apoyo de infantería. Parecía que controlar aquel cruce de vías no iba a ser tarea fácil.





Los intercessores del sargento Leukon avanzaron a cubierto de las ruinas para aproximarse al primer objetivo, un cruce entre dos edificios. Un transporte blindado Chimera apareció en su línea de tiro, y la escuadra disparó sus rifles bolter automáticos, pero el blindaje aguantó. Solo una granada perforante disparada por el Hermano Artoris logro causar daños al blindado.


La escuadra Hellblaster Umarbeles busco los objetivos blindados del enemigo, pero no pudo concentrar el fuego sobre el tanque de batalla Leman Russ, pues se encontraba oculto de la línea de visión de varios miembros de la escuadra, que tomaron como objetivo el Chimera. Los impactos de plasma sobrecargado alcanzaron a sus objetivos, pero no lograron causarles suficiente daño como para destruirlos.


El contrataque del enemigo no se hizo esperar. El Chimera avanzo hacia el flanco y entablo combate contra la escuadra de Outriders del Sargento Otokeiltir, primero intentando abrasarlos con sus lanzallamas pesados, y luego envistiendo a las motos. Este salvaje enfrentamiento se saldó con la baja de uno de los miembros de la escuadra de reconocimiento.


Mientras tanto, en el otro flanco, el Leman Russ hizo objetivo de sus disparos a la escuadra Umarbeles, que tras aquella lluvia de fuego inmisericorde quedo fuera de combate, con todos sus miembros heridos gravemente.





La escuadra Leukon alcanzo a la carrera la intersección objetivo mientras disparaba sus armas automáticas contra la escuadra de infantería de apoyo del tanque de batalla. Pero nada más llegar a la misma y mientras cambiaban los cargadores de sus armas, tres gigantescas y grotescas criaturas armadas con enormes mazas y escudos metálicos aparecieron tras la esquina de uno de los edificios del cruce, lanzándose a la carga contra los astartes. Los marines se apresuraron a recargar sus armas y lanzaron una improvisada lluvia de fuego bolter y de granadas sobre los atacantes, pero no lograron frenar su carga y el choque fue brutal. En los primeros momentos del combate los Hermanos Turigas y Mandolio fueron lanzados por los aires por la fuerza sobrehumana de aquellos engendros gigantescos.





La escuadra Otokeiltir logro romper el contacto con el blindado enemigo, y acelerando sus motocicletas lanzaron una lluvia bolter contra el escuadra de infantería de apoyo enemiga, que fue reducida a un único superviviente.


Mientras el combate se recrudecía en el centro del campo de batalla, el Capitán Eburo Garokan evaluaba la situación y adaptaba la estrategia a tan sorpresivo encuentro.


Poniendo en práctica las tácticas del capítulo, la escuadra intercesor del sargento Leukon retrocedió, separándose de los terribles Ogretes, para después volver para cargar contra ellos acompañados por la escuadra Outrider de Otokeiltir. El choque fue brutal, y uno de aquellos ogros fue muerto por las espadas sierras de los motociclistas y otro herido varias veces. Pero los engendros no se quedaron quietos y contra cargaron, frenando en seco a Leukon y sus astartes, dejándolos fuera de combate con sus terribles mazas.





El enfrentamiento por aquella intersección había empeñado a demasiadas unidades, y tras la pérdida de la unidad que debía dar fuego de apoyo, el capitán Eburo decidió replegar a sus tropas, pero los blindados enemigos estaban empezando a rodear su posición y podrían cortarles la retirada, y eso no podía tolerarse. Activó su puño de combate y se lanzó a la carga contra el tanque de batalla Leman Russ. Lo rodeo y comenzó a golpearle en la zona del motor hasta que comenzó a expulsar humo negro y pequeñas llamas salían de su blindaje. Ante tal castigo el comandante de tanque dio la orden de retroceder alejándose del furibundo capitán.





Los Lobos de la Tormenta habían fracasado en su misión asegurar aquel lugar. Eburo Garokan observaba el campo de batalla desde lo alto de una rocosa colina mientras ayudaba a sus marines espaciales a llegar a la zona de extracción, y juro que haría pagar cara esa deshonra a aquellos traidores.





Bueno, primera batalla en Cruzada y primera derrota, así que toca hacer examen.

Primero, no esperaba que mi contrincante sacara esa lista tan dura, con los Ogretes embarcados y un Tank Commander (esto último si me lo olía).

No aproveche adecuadamente las habilidades de Capitulo de los Cicatrices Blancas y me quede muy estático con los Hellblasters, así como con el capitán, que equipado con la Gravis, debería haberlo lanzado hacia adelante.

A pesar de que el primer turno de los Outriders fue malísimo, luego demostraron que tienen gran movilidad y una pegada interesante con la carga (aunque solo sea por saturación de ataques).

El sargento de los Intercessores debería ir con Martillo Trueno, ya que no afecta a los PL de la unidad. Tal vez  hubiera sido otra cosa contra los Ogretes.

La verdad que en general no he aprovechado bien el estilo de juego de movilidad y asalto de los Cicatrices Blancas, así que tengo que aprender más y estudiarme mejor las estratagemas y las listas.

Mención especial a los dados (siempre están ahí, jeje) donde a mi contrincante le salió todo, y a mi nada (los siete “1s”, por lo menos, seguidos en el combate contra los Ogretes se notaron)

Eburo Garokan y su 2º Compañía ya tienen un agravio que saldar contra esos colonos libres de Moon´eghros.