lunes, 16 de noviembre de 2020

Misiones secretas

Finalizada la reunión con Pedro Kantor, el Capitán Solano y el recién ascendido Teniente Zarran se dirigieron a las instalaciones de la quinta compañía, donde se  reunieron a todos los jefes de escuadra y les pusieron al tanto de la nueva situación.

Las nuevas órdenes fueron bien recibidas por la mayoría de ellos, aunque los hermanos primaris se mostraron algo desilusionados de no poder unirse a la compañía en la campaña del Sector Nephilin.

La incorporación del Teniente Zarran también fue bien recibida por todos. Conocían sus hazañas como miembro de la primera compañía, y en especial la defensa que hizo con su escuadra de exterminadores en el Espaciopuerto de Nueva Rynn durante la invasión del Waaagh Snagrod. Para ellos era como tener una leyenda viva entre ellos.

Tras la reunión todos los sargentos se marcharon con sus respectivas escuadras para empezar a cumplir las órdenes y directivas que les habían sido comunicadas. 

Zarran se dirigió a sus estancias en los barracones de la primera compañía para recoger su equipo y material y trasladarse a su nueva destino. Cuando llego vio que alguien estaba esperándolo en las puertas de los barracones. Era el Bibliotecario Jefe Deguerro.


-De nuevo, enhorabuena por su ascenso, Teniente Zarran.- Saludo Deguerro.- Veo que ya va se ha presentado en su nueva unidad y esta listo para empezar con el trabajo encomendado.


-Así es Bibliotecario Jefe.- Contesto Zarran.- Pero debo suponer que hay algo más, ¿verdad? No habéis venido hasta mis viejos aposentos solo para felicitarme.


-Vuestras suposiciones son ciertas, Teniente.- Sonrió el bibliotecario jefe.- Si no es mucha molestia, me gustaría que me acompañarais al Librarium.


El Teniente Zarran asintió y ambos marines se encaminaron hacia el Librarium de la fortaleza. Cuando llegaron Zarran fue conducido hasta una de las estancias laterales anexas a la biblioteca del El Cassar, a la cual entro con el Bibliotecario Jefe Deguerro. Tras unos segundos una puerta situada al otro extremo de la sala se abrió y entro otro bibliotecario. Era más alto que Deguerro o Zarran y llevaba un sobretodo sin mangas de cuero marrón oscuro que contrastaba con el azul eléctrico de su armadura. Sin duda se trataba de una psíquico primaris, dedujo Zarran.

En cuanto se cerraron las puertas y el bibliotecario recién llegado ocupo su lugar, Delevan Deguerro comenzó a hablar.


-Como sabréis Teniente, la invasión orka de Snagrod y la destrucción de la antigua fortaleza de Arx Tyrannus supusieron un duro golpe para el capítulo.- Dijo el Bibliotecario Jefe.- Se perdió mucho en aquellos días, hermanos de batalla, armamento, vehículos, semillas genéticas… Toda nuestra existencia pendía de un hilo, y gracias a las decisiones de nuestro Señor del Capitulo Pedro Kantor logramos sobrevivir para seguir combatiendo.


Al oír las palabras de Deguerro y recordar aquellos hechos Zarran sentía una mezcla de rabia y orgullo. Rabia por los desgraciados sucesos que casi acaban con los Puños Carmesíes, y orgullo de como en aquella hora oscura supieron sobreponerse y reaccionar para salvar no solo al capítulo, si no al Mundo de Rynn.


-Ahora hemos recuperado nuestra fuerza y volvemos a ser una de las más importantes espadas del Imperio.- Prosiguió Deguerro.- Gracias a nuestros nuevos hermanos los Puños Carmesíes son más fuertes que nunca. Pero aunque hayamos recuperado nuestro número, nuestro armamento y nuestra semilla genética, hay algo que se perdió que todavía no ha sido recuperado. La destrucción del Arx Tyrannus se llevó por delante todo el conocimiento y los secretos guardados en el Librariun de la fortaleza.- Dijo el Bibliotecario Jefe.- Aunque existían copias de seguridad aquí en El Cassar y que muchos documentos pudieron ser recuperados tras la guerra, el conocimiento del capítulo está incompleto.


El bibliotecario primaris activo una mesa holográfica en la que se mostraron diversos listados de documentos y objetos. La lista era extensa, pero el Teniente Zarran suponía que no estaba completa.


-Aquí podemos ver una lista de aquel conocimiento que ha podido ser recuperado a los largo de los años.- Dijo Biblitecario Jefe.- Y en esta otra holoimagen vemos algunos de los documentos y secretos que hemos perdido y de los cuales no tenemos ni la menor pista.


-¿Por qué me mostráis esto, Bibliotecario Jefe?- Pregunto Zarra.


-Vuestras órdenes oficiales son integrar a los nuevos puños carmesíes primaris y prepararlos para combatir codo con codo con las demás fuerzas del capítulo.- Recordó Deguerro.- Si habéis podido ojear la tabla de datos que se os dio, veréis que hay una serie de pequeñas misiones a lo largo y ancho del Sector Loki. Todas responden a peticiones de ayuda de planetas imperiales o a informes de presencia de fuerzas enemigas en el sector. Pero hay algo más.


A Zarran se le erizo el vello de la nuca ante las palabras del Bibliotecario Jefe. Estaba al tanto de cómo funcionaban los poderes psíquicos y la disformidad, y no era supersticioso, pero siempre había tratado el asunto con distancia. Era un guerrero, y sabía que siempre había un movimiento para detener un golpe, o una buena cobertura para evitar el fuego, pero frente a los poderes de la mente solo una fuerza de voluntad de hierro era la defensa más fiable. Y a veces ni eso era suficiente.


-En todos estos lugares se encuentran pistas sobre conocimiento que se perdió durante el desastre de Rynn y no han podido ser recuperados.- Continuo Deguerro.- Las misiones que tienes ahí tienen una doble función: acabar con los enemigos del Imperio y encontrar ese conocimiento para nosotros.


-Es una misión complicada, Bibliotecario Jefe.- Dijo Zarran.- Mis guerreros y yo podemos sin problemas encargarnos de los enemigos, pero la investigación y búsqueda de conocimiento perdido no es nuestra especialidad.


-No os preocupéis, tendréis ayuda.- Sonrió Delevan Deguerro.- Os presento al Epistolario Gustav Becker, quien se encargara de la investigación de las pistas que encontréis. El Epistolario Becker no es solo un psíquico experto, también ha estado en Terra y ha podido estudiar las fuentes de las bibliotecas del Palacio Imperial.


Gustav Becker se aproximó hasta el Teniente Zarran y le saludo con un apretón de manos. El bibliotecario primaris era una cabeza más alto que el teniente y  más corpulento. Tenía una media melena y una perilla de pelo blanco que resaltaban sobre su piel morena.


-Sera un placer ayudar en esta misión, Teniente.- Dijo Becker.


Bibliotecario Epistolario Gustav Becker de los Puños Carmesíes.



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